Escrito por Louis | 7 de septiembre de 2018

Lo de Isco y Diego Torres
No me equivoco si digo que las peores reacciones a las críticas de La Libreta de Van Gaal en sus (casi) 14 años de vida, con mucha diferencia, han procedido de periodistas de ‘El País’. No ha sido precisamente el medio que más ha aparecido por aquí, aunque sí lo hizo con frecuencia (y aún más en mi cuenta de Twitter) entre la llegada de José Mourinho al Real Madrid en 2010 y la marcha de Pep Guardiola del FC Barcelona, en 2012.
Entre los que se tomaron mal mis críticas a aquella cobertura asimétrica no estaba el mayor damnificado, Diego Torres, que no sé si habrá encajado con la misma deportividad lo que le dijo Isco Alarcón ayer en rueda de prensa. El jugador del Real Madrid sigue molesto por un artículo publicado durante el Mundial 2018, en el que el reportero venía a decir que Isco era una lacra para la selección y que tenía muy hartito a Andrés Iniesta.
Diego torres definitivamente eres muy pero qué muy malo https://t.co/B392Hz6WXO
— ISCO ALARCON (@isco_alarcon) 27 de junio de 2018
El jugador se la tenía guardada y ayer se la devolvió en rueda de prensa: «A ti no te voy a contestar, porque diga lo que diga vas a poner lo que quieras. Te voy a dejar que sigas esa línea y que intentes molestar lo menos posible a la Selección. Esto es de todos y nosotros necesitamos ayuda de fuera, no gente que esté pegando palos constantemente, porque no ayuda».
Torres le hizo una pregunta futbolística, cosa rara en estas comparecencias, con la que pretendía completar su reportaje de hoy: ‘El balón es de Isco’. En el sexto párrafo, Torres comenta el incidente… de aquella manera: «Este periódico formuló la siguiente pregunta a Isco: “¿Usted cómo siente que hace más daño al rival? ¿Recibiendo entre líneas o bajando al mediocampo a recibir la pelota?”. El futbolista se negó a responder». No habría estado de más un poco de contexto.
Este periódico formuló la siguiente pregunta a Isco: “¿Usted cómo siente que hace más daño al rival? ¿Recibiendo entre líneas o bajando al mediocampo a recibir la pelota?”. El futbolista se negó a responder https://t.co/LDwEeX8cRS
— EL PAÍS (@el_pais) 7 de septiembre de 2018
Queda declarado el estado de corporativismo
Por supuesto, el incidente ha sacado al corporativista que (casi) todos los periodistas llevamos dentro, con un repertorio de argumentos a cuál más endeble. El más manido quizá sea el tradicional «Yo no conozco a ningún periodista que se invente las cosas», cuando todos sabemos de varios que sí. No digo que sea el caso de Diego Torres en este asunto, pero conceder de mano crédito ilimitado a alguien sólo por ejercer como periodista es como creer en los Reyes Magos. O aún más difícil: como pretender que los demás crean en los Reyes Magos.
También he escuchado a varios decir que Isco debe respetar las opiniones ajenas, aunque no le gusten. Sería un gran argumento si estuviéramos hablando de opiniones. Diego Torres, si bien desliza altas dosis de opinión en sus artículos, se dedica a presentar hechos. En el artículo de marras, por ejemplo, refería la «rabia» de Iniesta y que en el vestuario de España se tenía a Isco por vago. Que no es lo mismo que opinar que Isco es un vago.
A ojo de los profesionales, ni los desbordes ni el gol de Isco a Marruecos, a pase de Iniesta, disimularon que durante largas fases del partido bajó a recibir a la altura de los centrales, donde la vida es más dulce, en lugar de intentar pedir la pelota entre líneas para descuadrar la defensa contraria como hizo Silva. Las maniobras evasivas de Isco repercutieron directamente en Iniesta, que debió subir a hacer el trabajo del malagueño y correr el doble cada vez que España perdió la pelota.
El debate interno viene de largo. A Isco le dolió que Xavi Hernández le recordara que debe aprender a diferenciar entre “jugar bien y jugar bonito”. Dicen fuentes próximas a su familia que Isco supone que su calidad le permite aspirar al Balón de Oro. Desconfía de las lecciones. Al contrario, ahora es él quien aprieta las clavijas. Al menos así lo sintieron sus compañeros cuando salió a la sala de conferencias de Kaliningrado con el trofeo al mejor jugador de la noche —acto patrocinado por una multinacional cervecera— para decir: “Tenemos que ponernos las pilas”.
La paciencia de Iniesta tiene un límite. En Kaliningrado, la selección se asomó a la frontera.
El único argumento que comparto es ese de que la prensa no está para ayudar a los jugadores ni a la Selección. La prensa está para contar lo que pasa, bueno y malo. Los jugadores siguen confundidos con esto, y el compadreo habitual en las concentraciones de la Selección tampoco es la mejor manera de aclarárselo.
PD- El domingo vuelve el #Nodcast. A las 19.00 estrenaremos en Spainmedia Radio la tercera temporada con el episodio #74: ‘Los fichajes del Real Madrid: el musical’.
hola.
quiero decir que no son opiniones, ni análisis. Diego opina y pone en boca de otros opiniones y análisis. ese es el problema.
un saludo.
Las invenciones y fabulaciones del señor Diego Torres, están a la altura del mejor J.R.R. Tolkien.
Lo suyo con todo lo que huele a Real Madrid es obsesión enfermiza.
Un saludo y buen nodcast de regreso! 🙂
lamento que periodistas a los que sigo como Rafa Cabeleira se hayan unido a dar palos a Isco, y todos incluido tu teneis la piel muy fina, hace mucho tiempo que no compro prensa ni deportiva ni la general, me «creo» mi propia informancion comparando unos y otros, la prensa deportiva como tal esta «muerta» y me alegro infinito la politica que sigue el R. Madrid con ellos, ni agua.
Lo de que los periodistas tengan que «ayudar» a la selección (o a cualquier club de fútbol) me rechina tanto como los artículos de opinión disfrazados de noticia. Pero un poquito menos que los artículos inventados por periodistas para vender periódicos.
Creo que tenemos un grave problema en comprender lo que es o debe ser el periodismo, tanto por parte de unos como por parte de otros. Pero qué se yo, que no soy periodista.
Creo que aqui hay demasiada «Madriditis» y poca objetividad. El tal Diego Torres será un zopenco, pero no le falta razón en su análisis sobre Isco: es un egoista que solo mira para su lucimiento, no es un buen jugador para un equipo. Otra cosa es que le moleste que se lo digan y por eso no quiera contestarle, pero razón no le falta.